miércoles, 15 de octubre de 2025

Apuntes de filosofía política peruana, 1

La filosofía política en el Perú es una conversación continua entre tradición y contingencia, entre ideas importadas y problemas autóctonos. No se trata solo de teorizar sobre el Estado y la justicia, sino de reflexionar sobre cómo esas ideas han moldeado trayectorias institucionales, modos de ciudadanía y recursos de legitimidad en contextos de desigualdad, pluralismo cultural y fragilidad institucional. Este ensayo recorre brevemente genealogías, tensiones principales y retos contemporáneos que configuran una filosofía política situada en la realidad peruana.

Raíces históricas y formaciones intelectuales

La tradición política peruana hereda aportes de la Ilustración y del liberalismo republicano, articulados desde la independencia con debates sobre soberanía, ciudadanía y orden. Al mismo tiempo, el pensamiento político local incorpora interpretaciones críticas derivadas del indigenismo, del socialismo y de discusiones sobre desarrollo y dependencia que marcaron el siglo XX. Autores y movimientos nacionales no solo asimilaron teorías europeas y norteamericanas, sino que sometieron esas categorías a la prueba de realidades como la heterogeneidad étnica, la exclusión rural y la debilidad del aparato estatal en vastas regiones del territorio.

Problemas conceptuales centrales

En el Perú contemporáneo la filosofía política gravita en torno a varios problemas interrelacionados. Primero, la legitimidad del Estado como proveedor de bienes públicos en contextos de desigualdad persistente; segundo, la tensión entre una ciudadanía formal y la ciudadanía efectiva que demandan acceso, reconocimiento y participación; tercero, la relación entre identidad cultural y derechos colectivos en sociedades plurales; cuarto, la cuestión agraria y de la tenencia de la tierra como eje de justicia distributiva; y quinto, la corrupción y captura institucional como obstáculos a la confianza democrática. Cada uno de estos temas exige una reelaboración de conceptos clásicos: soberanía, justicia, libertad y representación.

Corrientes y voces críticas en el Perú

El entramado intelectual peruano combina corrientes liberales clásicas con aportes marxistas, indigenistas y comunitaristas. El liberalismo ofrece marcos para pensar derechos y límites al poder, pero choca con la demanda de políticas redistributivas y con la urgencia de reconocer prácticas comunales indígenas. El marxismo y el pensamiento social critican las estructruras económicas que reproducen desigualdades y proponen transformaciones de la propiedad y la producción. El indigenismo y teorías poscoloniales subrayan la necesidad de repensar el Estado pluricultural y atender la reivindicación de autonomía, lenguas y modelos normativos propios. Estas voces, lejos de ser homogéneas, generan tensiones productivas que obligan a repensar la universalidad de principios normativos desde la experiencia local.

Democracia, representación y crisis institucional

La historia política reciente del país muestra ciclos de auge y declive institucional que cuestionan la calidad de la democracia. La fragmentación partidaria, las crisis de gobernabilidad y los escándalos de corrupción ponen en primer plano preguntas filosóficas sobre representación legítima y mecanismos de control. La desafección ciudadana combina desconfianza hacia las élites con demandas de participación más directa y deliberativa. Reformar instituciones sin perder la protección liberal de derechos requiere diseñar procedimientos que permitan inclusión efectiva, rendición de cuentas y control ciudadano sin sacrificar la estabilidad normativa imprescindible para el funcionamiento de un Estado moderno.

Justicia social y reconocimiento intercultural

Cualquier proyecto político normativo en el Perú debe integrar la dimensión redistributiva con la del reconocimiento cultural. La justicia distributiva reclama políticas que reduzcan la brecha económica y territorial, mientras que el reconocimiento exige pluralizar las instituciones para respetar formas comunitarias de organización y saberes locales. Un enfoque democrático robusto articula estas dos dimensiones: asegurar derechos materiales básicos y reconocer la pluralidad normativa como fuente de legitimidad. Más allá de reformas nominales, se requieren procesos deliberativos que permitan a comunidades indígenas y rurales incidir en las políticas que afectan sus territorios y modos de vida.

Retos contemporáneos y propuestas normativas

Frente a los desafíos, la filosofía política aplicada al Perú puede orientar propuestas concretas: diseños institucionales que fortalezcan checks and balances y mecanismos anticorrupción; modelos de representación que incorporen escaños o cuerpos deliberativos interculturales; políticas redistributivas centradas en infraestructuras públicas y servicios básicos en zonas postergadas; marcos legales que reconozcan la autonomía comunal sin debilitar derechos individuales fundamentales; y procesos de deliberación pública que combinen experticia técnica con participación ciudadana. Estas propuestas requieren valoración ética de prioridades y evaluación empírica de efectos reales para no reproducir paternalismos ni exacerbar desigualdades.

 Conclusión

La filosofía política en el Perú debe ser contextual y normativa: contextual porque reconoce las especificidades históricas, sociales y culturales del país; normativa porque busca traducir la reflexión en instituciones y prácticas públicas que promuevan justicia, inclusión y legitimidad. El desafío es generar marcos teóricos y instrumentos institucionales que respondan a la complejidad de una sociedad plural y desigual, sin renunciar a principios de derechos universales. Pensar políticamente el Perú implica, finalmente, tejer diálogo entre tradiciones teóricas y demandas sociales concretas para construir una democracia más justa y sostenible.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

¿La haya americana amenazada por un pequeño nematodo?

Algunos investigadores creen que el nematodo Litylenchus crenatae es el causante de la enfermedad mortal del haya americana. Créditos: Carta, L et al. Electron & Confocal Microscopy Unit / USDA.

La haya americana (Fagus grandifolia) es una especie de haya autóctona del este de Norteamérica. Su hábitat se extiende desde los Grandes Lagos hasta Nueva Inglaterra.

En el 2012, el biólogo John Pogacnik, del Lake Metroparks Farmpark, reportó manchas y rayas negras en las hojas de los árboles del condado de Lake, estado de Ohio. En el 2018, se reportaron árboles con síntomas similares muertos en 24 condados del este de Ohio, oeste de Pennsylvania y New York y en la provincia de Ontario, Canadá. Esto encendió las alarmas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) y otras agencias, convocándose una reunión en mayo del 2018 en Parma, Ohio.

Allí, el fitopatólogo David McCann, del Departamento de Agricultura de Ohio, dijo haber encontrado miles de minúsculos gusanos en las hojas infectadas del haya. Las muestras de su hallazgo fueron enviadas a Lynn Carta, especialista en enfermedades vegetales del USDA, para su clasificación taxonómica. Los gusanos fueron identificados como una subespecie del nematodo Litylenchus crenatae. Este se encuentra en las hayas de Asia pero no las mata.

Carta junto con el biólogo David Burke y otros científicos realizaron experimentos que confirmaron, mediante los postulados de Koch, que el causante de la enfermedad del haya es L. crenatae. Sin embargo, científicos como Enrico Bonello, de la Universidad del Estado de Ohio, creen que los gusanos simplemente transmiten un patógeno microbiano que es el verdadero causante de la enfermedad.

Cualquiera que sea la causa, lo cierto es que la enfermedad se está expandiendo de manera incontrolada. En octubre, se reportó casos en Greenwich, Stamford, New Canaan, New York (ciudad) y a 800 km de la zona cero en Long Island, estado de New York.

Referencia

Popkin, G. A mysterious disease is striking American beech tres [Internet]. Disponible en: https://www.sciencemag.org/news/2019/11/mysterious-disease-striking-american-beech-trees?utm_campaign=news_daily_2019-11-15&et_rid=16742404&et_cid=3075824

viernes, 10 de agosto de 2018

Los alucinógenos y la cultura Chavín

Extraído de: Instituto Gallach. 2005. Historia Universal Tomo XI – La América Precolombina II. Ediciones Credimar, S.L. España. pp 25.

El desarrollo de la cultura Chavín en los Andes Centrales coincide con el proceso de sedentarización, la difusión de la agricultura y el desarrollo de la cerámica, la metalurgia y la escultura. Durante este período se produjo una notable homogenización de las creencias religiosas de un conjunto importante de culturas locales y regionales. Uno de los rasgos propios de la cultura Chavín es la creencia de que sus sacerdotes podían transformarse en jaguares para contactar y modificar la influencia de las fuerzas sobrenaturales. En las sociedades agrarias está la posibilidad de intervenir activamente permitía asegurar la continuidad del ritmo cíclico de la naturaleza y por tanto el futuro de la comunidad. La formación de los sacerdotes implicaba un prolongado proceso de aprendizaje, que debió de ser común a diversas culturas andinas. Los koghi, por ejemplo, herederos de los tairona, practican en la actualidad un ritual iniciático muy parecido al que llevaban a cabo estos antiguos pueblos. Los futuros sacerdotes del sol adquirían el don de la visión y la omnipresencia al ser criados desde jóvenes en la oscuridad de la vida nocturna sin ver la luz solar. Esta disciplina se completaba con la instrucción religiosa, la actividad ritual nocturna, y el aprendizaje en la ingestión de alucinógenos que, como el cactus de San Pedro (Echinopsis pachanoi) – cuya flor se abre solo de noche y cuyas puntas son ricas en mescalina –, permitía a los sacerdotes entrar en contacto con lo sobrenatural.

Figura 1. Interior del Templo mayor Chavín.

El templo Chavín parece haber sido la residencia diurna de aquellos aprendices de sacerdotes. En él se llevaban a cabo rituales en que las drogas psicotrópicas, bebidas o esnifadas – coca y mesacalina –, se convertían en los catalizadores de los cambios y metamorfosis. Las representaciones en piedra de la plaza circular de Chavín y la serie de metamorfosis describen las etapas de la transformación del sacerdote-chamán en su alter-ego jaguar o águila. En la costa norte de Perú se prepara aún un potente brebaje con el cactus San Pedro, que se utiliza en las sesiones nocturnas de sanación.